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INTRODUCCIÓN A LA POESÍA DE LI BAI Y SU RELACIÓN CON LO INCONMENSURABLE

  • daviddiezgalindo19
  • 20 abr
  • 4 Min. de lectura

                                    I

                                    

 

   Cuando Arthur Waley, tras describir las circunstancias personales y el contexto del inicio de su biografía de Li Bai (Li Po), (701-762), hace referencia al relato que el propio poeta hace de su encuentro con lo inconmensurable  a través del maestro taoísta Ssu-ma Ch’eng-Cheng, del Monte T’ien-t’ai, quien reconoce como Inmortal y le ofrece a acompañarle en sus viajes espirituales allende los limites del espacio (Waley, 1969, p. 16)

    Para expresar esta experiencia escribió un poema, en estilo fu, sobre el encuentro entre el Gran Roc y el Pájaro Singular, desechado de momento y reescrito mucho tiempo después. Según propio relato, el Pájaro Singular, que invita al poeta en sus viajes, se describe como inconmensurable, pues mi ala derecha oculta el Extremo Oriente, mientras que mi ala izquierda cubre el Yermo Exterior de Oriente. Mis garras abarcan

los confines de la Tierra y mi vuelo ciñe los límites del Cielo. Anido en lo Intangible; mi mansión está en el Vacío. Te invito a emprender el viaje: te remontaré conmigo hasta donde yo habito. (Li Bai, p. 25)

   Efectivamente, el relato hace referencia al capítulo primero del Chuang-tzu, (en el que se describe al gran pez K’un, habitante del mar Septentrional que es inmenso, mide no sé cuántos miles de millas. Ese pez se metamorfosea en un pájaro llamado P’eng. Su dorso mide no sé cuántos miles de millas. Raudo es su vuelo. Cuando el pájaro se remonta sus alas semejan nubes emperchadas en el cielo. Este gran pájaro no puede ser sustentado por una masa pequeña de aire, del mismo modo que unas aguas someras no pueden sostener un gran barco. Necesita una masa de aire de una masa de aire de una espesura de noventa mil millas (Chuang-Tzu, pp. 9 y 10).

  Evidentemente, la referencia al reconocimiento de su propia experiencia por lo ilimitado, impulsado por el Pájaro Singular P’eng, representa la alta valoración de Li Bai tenía de sí mismo y su obra, en calidad de Inmortal, reconocimiento que buscó, durante toda su vida, se concretase en el nombramiento para algún importante cargo oficial, sin conseguirlo, por parte de las autoridades chinas de la época, sin dignarse nunca a presentarse a los exámenes oficiales, siendo abundantes las anécdotas que le hacían creedor de un comportamiento arrogante, excéntrico y provocador, amén de su inveterado hábito de gran bebedor (Li bai, 2005, p.21).

  La queja por la falta de reconocimiento del propio prestigio se plasma en su poema A punto de partir, en el que, de nuevo, se identifica con la grandiosidad del Pájaro P’eng.

 

                                  El gran P’eng alza el vuelo, tiemblan los ocho confines.

                                En el cielo flaquea, las fuerzas no lo sostienen.

                                El viento remanente agitará a generaciones

                                pasa por la Morera, queda enganchada una manga.

                                Los hombres del mañana, al saberlo, lo contarán.

                                Confucio ya no existe, ¿quién por ello va a llorar?

 

   El alto valor de obra propia no obtiene soporte en la sociedad contemporánea, del mismo modo que los vientos leves no sostienen al gran P’eng, símbolo de la inconmensurable superioridad y libertad del sabio. Y su viento remanente, es decir, la valía de la obra del poeta, perdurará por generaciones (Li Bo, 2005, p 25).

Naturalmente la ausencia de reconocimiento, concretada en la falta de nombramiento para cargo público por el que pugnó toda su vida, se refleja en la vulgarizada e inferioridad de quienes ignoran la valía del poeta, igual que, en la misma narración de Chuang-tzu, seres inferiores, como una tórtola y una cigarra se ríen del Pájaro P’eng porque, cuando nosotros queremos, nos es dado volar y alcanzar un olmo o una encina y (…) si no, nos damos un batacazo.¿A qué viene remontarse a noventa mil millas para dirigirse al Sur? Del mismo modo se ríe de él una codorniz, que no puede remontar mas que algunas toesas, concluyendo ¿a dónde pretende ir ese? (Chang-tzu, p.11).

    Finalmente, su autoestima ha resultado cierta, pues, la historia ha convertido a Li Bai en un poeta inconmensurable, incluso legendario, como es de ver en el relato, evidentemente fantástico, según la cual murió el tratar de abrazar, ebrio, el reflejo de la luna en el agua (Li Bai, 2005, p. 25)

    Su contemporáneo, el gran poeta Du Fu, supo apreciar esa tendencia hacia lo infinito de su amigo a partir de lo concreto, así como su conciencia de ser un inmortal muy terrestre.

                               (…) Li Bai hacía de un jarro de vino cien poemas.

                                En las tabernas de la capital se adormecia.

                                Mandó llamarlo el Hijo del Cielo, mas no embarcaba

                                y se jactaba:” soy un inmortal que está bebido”.

 

BIBLIOGRAFIA.

CHUANG-TZU, Obra completa, versión de Cristobal Serra, Ed. Cort, Palma de Mallorca, 2005.

LI BAI, A punto de partir, ed. De Anne-Helénne Suárez Girard, Pre-textos, Valencia, 2005.

WALLEY, Arthur, Vida y poesía de Li Po, Seix Barral, Barcelona 1969.

 
 
 

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Blog del Área de Arte y Estética del Grupo de Investigación Reconocido Humanismo Eurasia de la Universidad de Salamanca

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